lunes, 14 de junio de 2010

“Aunque dejes el rock, siempre te queda ese gustito a éxito”


Fernando “Bocha” Gutiérrez fue manager de Todos Tus Muertos (TTM), Cadena Perpetua, Los Autenticos Decadentes, Leo García y Mimi Maura, entre otros. Seis años después de haber dejado el mundo de la música, tiene un taller de artes marciales y danza en San Isidro.


A principios de los 80’ surgió una nueva clase de manager, menos profesional pero más cercano a la banda y de confianza, como “Poly”, la mujer del “Indio” Solari, que también era representante de los Redondos. Con TTM ¿te sentís parte de ese movimiento?


Seguro. Desde que entré en la banda allá por los 80’, empecé laburando de fletero y después de plomo, hasta que me hice un lugar en la banda. Yo llamo a ese fenómeno el manager de camiseta, que se siente identificado con el grupo y sos alguien en quien los músicos pueden confiar


Y en ese vínculo tan cercano ¿no se confunden los papeles?


Eso es lo ue diferencia al manager del fan. Cuando termina el concierto y todos se fueron de joda, vos te tenés que sentar a hacer números. Sino, por más confianza que haya, no les servís.


Contáme cómo fue esa movida de marketing que hiciste con Leo García hace un par de años


La verdad que la jugué en ese momento. Leo era un artista que se sabía que iba a llegar lejos, pero para las multinacionales si no tenía muchos CDs vendidos no les era garantía de nada. Entonces con Frágil Records, la discográfica con la que laburaba en ese momento, dijimos “¿quieren ventas? Van a tener ventas”, y le propusimos a Musimundo y a Tower Records poner en las cajas de sus sucursales una especie de minidisco con sólo dos temas de Leo, y venderlos a tres pesos para que los empleados los usen en forma de vuelto. Entre las dos compañías pusimos 5 mil discos a la venta, pero perdíamos un dólar por cada uno. No nos molestó, porque lo importante era vender mucho y rápido. En menos de dos semanas se habían agotado. Vendimos los derechos de Leo a EMI por 120 mil mangos, con eso te digo todo.


A fines de 2002 decidiste hacer una pausa en tu carrera ¿qué te llevó a eso? ¿Los años, la familia, la crisis del 2001?


Todo eso junto. Para ese momento ya tenía una familia y las giras se me hacían cada vez más duras. Además el rock se maneja en ambientes a veces bastante turbios, donde hay toda clase de excesos. Y yo ya estaba cansado. Algún día tal vez vuelva, es algo que aunque lo dejes siempre te queda ese gustito a éxito.

lunes, 3 de mayo de 2010

“La historia de la humanidad no ha sido otra cosa que una sucesión de guerras y talas de bosques”

La Licenciada en Letras y especialista en literatura española, Verónica Zumarraga, explica la trascendencia histórica del discurso pronunciado por el escritor español Miguel Delibes en 1975.

Hace 33 años, el prestigioso escritor y periodista español Miguel Delibes fue nombrado miembro de la Real Academia Española. En la ceremonia de bienvenida al organismo, los académicos agasajados deben pronunciar un discurso de recepción. El novelista nacido en Valladolid subió al escenario y, luego de los aplausos, pronunció las primeras líneas del texto que había preparado: Un mundo que agoniza: el sentido del progreso desde mi obra”.
Tiempo después de aquella noche en 1975 y a 10 mil kilómetros de España, el timbre de un colegio en Palermo indica el final del recreo. Los alumnos de primaria corren por las escaleras esquivando a la directora Verónica Zumarraga, Licenciada en letras de la Universidad de Buenos Aires y especialista en literatura española. Mientras tanto, con la calma del docente cercano a la jubilación, ella explica la trascendencia histórica del primer discurso pronunciado en la Academia que abordó la problemática ambiental.


Los discursos que se escuchaban siempre se referían a la lingüística, al idioma. Sonaba descabellado hablar de las crisis energéticas y el agotamiento de los recursos naturales en Europa y, aún más, en la década del setenta. En este contexto, Delibes se paro ante muchísimas personas y dijo: “Progresar es conservar el medio ambiente, todo lo que signifique alterarlo esencialmente, es un retroceso”. La magnitud de su denuncia es muy significativa.


En el texto, Delibes remarca que el problema no es caminar rumbo al colapso natural sino que, es ir en esa dirección con absoluta conciencia y no hacer nada…

Absolutamente. El hombre esta cegado en su afán de enriquecerse y aumentar la producción. El tiene una frase que responde perfectamente a tu pregunta: “Hemos inventado cosas para destruir el planeta nueve veces pero no somos capaces de crearlo ni una sola”. Para destruir nosotros somos bárbaros, pero para reconstruir no.

¿Las analogías que aparecen en el discurso funcionan para despertar conciencia?

Si bien todo el discurso es chocante las analogías son como un golpe seco. Primero, compara a la humanidad con un tren donde los tripulantes usan la madera de los vagones como alimento para la locomotora. De esta manera, se auto consumen hasta desaparecer. La otra es la del barco. En esa los tripulantes, agotados de la incomodidad, usan partes fundamentales del barco para ampliar los camarotes. Delibes pregunta: “¿Cuánto tiempo durará la nueva comodidad? Hasta que el barco se hunda. Y por último al comparación del planeta con una nave espacial: “Cuya despensa, por más abastecida que este, siempre será limitada”



El tiene una solución pensada para evitar la autodestrucción del planeta. ¿Cuál es?

Plantea vivir en pequeñas comunidades que se autoabastecían sin dañar el ambiente. Sus personajes muestran esta perfecta relación de armonía entre el hombre y la naturaleza que el define como el auténtico progreso. Se dificulta la tarea de imaginar enormes ciudades como México o San pablo atomizándose en pequeñas aldeas.

Ya hablamos de la solución que propone Delibes. ¿Cuál es, para el, la Causa del deterioro ambiental?


La necesidad del hombre de autodemostrarse su superioridad. Asegura que ni siquiera en una situación límite el humano abandonará su papel de protagonista. Los pies de las personas ya no tocan la tierra. Perdieron el equilibrio con los cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire. Ahora tranzamos con la droga, la violencia, los adolescentes abúlicos. Hemos destruido la cultura ambiental. Relegamos ese aspecto para siempre.

¿Usted cree que una profesión tan sensible a la realidad como el periodismo tuvo cierta influencia en Delibes?

Sin duda. Además siendo periodista aprendió a ser concreto para transmitir sus ideas. Creo que Miguel deja dos importantes legados. Sus obras por un lado. Y siete hijos que hoy son activistas ecológicos y tomaron como propia la lucha de su padre.

domingo, 25 de abril de 2010

Profecías de integración (o no)

En su visita a la escuela de periodismo TEA, el Licenciado en Ciencias de la Comunicación Alvaro Liuzzi expuso, en un encuetro con alumnos de tercer año, los ejes principales de la investigación que llevó adelante acerca de la integración de las redacciones digitales a los medios gráficos. El periodista oriundo de la ciudad de La Plata, Buenos Aires, aborda el presente de los diarios nativos y no nativos de la web y las diferentes proyecciones hacia un futuro no muy lejano.

Clarín, Crítica, El Mundo y La Información

En primerlugar, Luzzi presentó las caracteristicas principales de cuatro periódicos. Tres de ellos nacidos en papel y el cuarto hijo de internet. De esta manera, con ejemplos pragmáticos, clarificó las etapas que se suceden cuando la dirigencia de un medio opta por poner ante los ojos del mundo entero la información a través de la triple w.
Para comenzar abordó la estructura del matutino Clarín, que según Liuzzi "anunció la integración con bombos y platillos en nuestro país", y el camino hacia la composición de su portal de noticias.
Luego, como ejemplo antagónico se refirió al diario Crítica de la Argentina, fundado el año pasado por el periodista Jorge Lanata. "Allí la página de internet nació antes que la edición impresa", explicó. En tercer lugar, trajo a colación el ejemplo del periódico español El Mundo, donde se dió un caso particular, una amalgama entre los dos argentinos. Por último, presentó la organización del portal, también gallego, La Información, que se limita a la web y no posee edición impresa.


El concepto de integración


"La palabra integración, hablando de las redacciones, representa algo más profundo que una redistribución de muebles". El periodista explica la profundidad del concepto y los caminos hacia nuevas dinámicas de trabajo. Obviamente, dinámicas tan nuevas como impensadas. Por ejemplo, la existencia de laboratorios que distan mucho de los tubos de ensayo y sustancias de colores. Sino que, más bien, se dedican a ensayar nuevas formas de integrar las redacciones digitales y las redacciones de las ediciones impresas buscando puntos de trabajo y proyectos en común.




Las redes sociales y otro tipo de integración


Frente a los diferentes usos que se le pueden dar a redes como Facebook o Twitter, Liuzzi explica que, a nivel periodístico, son una excelente herramienta de trabajo. Principalmente, porque proponen horizontalidad. Es decir, la posibilidad de que el lector sea escuchado. Sin embargo, advierte del peligro de su uso. Alguien que se acerca hasta la red de un medio no debe ser considerado visita o fan, sino que para mantener el vínculo, independientemente de desde dónde se acerce debe seguir siendo considerado un lector.

lunes, 12 de abril de 2010

Caro Chinaski: "Con abrirle la cabeza a alguien soy feliz"



Del periodismo a las historietas en un solo paso, Chinaski llegó a formar parte de la lectura obligatoria de muchos “internautas” que siguen su blog. Los primeros fanzines, su llegada a Historietas Reales y su primer libro Indecentemente cursi reflejan el particular punto de vista sobre la vida cotidiana de esta artista.



Carolina Moadeb, mejor conocida como Caro Chinaski dibujó su primer cuento ilustrado a los 3 años, demostrando la inquietud que tanto la caracteriza hoy en día. “Si te cuento todo lo que hice me preguntarías si estoy loca”, cuenta entre risas. En la actualidad tiene tantos proyectos en mano que, cuando debe concretarlos, admite: “soy de hacer todo a último momento, y cuando llegan las responsabilidades, sufro, lloro, me estreso”

Chinaski (Seudónimo que adoptó de uno de sus autores favoritos, Charles Bukowski), editó en 2008 su primer libro titulado Indecentemente Cursi, que muestra su vida cotidiana y las situaciones más comunes contadas con una interesante cuota de humor. “Cuando me hablan de autobiografía, automáticamente me defiendo. Porque, todo el mundo hace autobiografía. Incluso los hombres de las cavernas, cuando hacían sus dibujitos en las paredes, hacían autobiografía. No hay nadie que se libre de eso, por más que se hagan cargo en mayor o menos medida”.

Para ella, la autobiografía está presente incluso cuando el personaje no la representa: “ahora estoy escribiendo una nueva novela gráfica y ningún personaje soy yo, pero cuando me puse a leerla bien, me encontré y me sentí identificada inconscientemente”.



Chinaski lleva una vida multifacética. A veces es pintora, a veces escritora, a veces profesora. Ha diseñado ropa sin tener ningún estudio de base en lo que es el diseño, fue camarera, secretaria, hizo la carrera de periodismo y sus notas no bajaban de 10, pero fue allí dónde se encontró con la profesión que hoy ocupa y que la hace feliz, la de historietista. “Me acuerdo que en un trabajo práctico de mi profesor favorito, que era de redacción, tuvimos que hacer un periódico y yo había hecho una parte que era como una tira para la contratapa. Y este profesor, que me ponía 10 en todos los laburos, que me ponía como ejemplo para los demás, me dijo ‘vos tenés que dedicarte al humor gráfico’, ¡Y lo odié! Para mi era un insulto. Yo pretendía ganarme el Pulitzer y vino el tipo a decirme esto. Pero porque en esos lugares no se podía entrar. Los historietistas venían dibujando hacía años. Igual, si hoy me lo cruzo, le daría la razón”.

Con los años, su profesión le demostró que podía tener la total libertad de expresarse sin sentirse presionada. “En mis historietas no se ve mi inclinación política. Un poco porque no la tengo y otro porque no la quiero decir”.

En contraposición con su experiencia en el periodismo, siendo historietista, Chinaski descubrió que lo que plasmaba en el papel debía ser fiel a su pensamiento como artista: “Me pasó que me pidieran una colaboración y yo decidí no participar porque esa nota estaba hablando bien de algo que yo veía mal entonces mis editores se dieron cuenta de esto y no me obligaron a nada ni me hicieron problemas. Sabían que si lo hacía, lo iba a hacer mal”.

A principios de 2009 empezó a coordinar unos talleres de dibujo. Los espacios son muy chicos, no más de 9 personas y más que los tecnicismos del dibujo, se manifiestan las relaciones sociales. “Hay un arquitecto y un diseñador que me pasan el trapo dibujando, pero a ellos les falta algo que a mi no y viceversa. Hay gente de 40 años y de 16 y está buenísimo que se junten en la misma mesa a trabajar en conjunto. Porque yo tengo un método medio raro: trato de que lo que dibuja uno, lo pinte el otro, lo corte otro y lo monte en cartón otro. Algunos lo pueden ver como una falta de respeto a su trabajo, pero para mi es un ejercicio para abrir la cabeza y compartir con el otro”.

Esta inquietud permanente la llevó a conocer cosas nuevas y maneras de demostrar su arte. Por ejemplo, cuando empezó a hacer los murales, lo hizo para probar lo que era y lo vio como “un cambio de soporte. No es un papel, no es una tela, es una pared, es algo diferente”.

Una de las anécdotas que recuerda es la de la primera vez que salió a la calle a pintar: “salí sola y, obviamente, me agarró la policía. Salí en pijama a las 3 de la mañana. Hacía collage con unos manteles de papel que me llevaba del restaurante donde trabajaba. Los pintaba y preparaba el engrudo para salir a pegarlos por la calle. En ese momento, cuando me agarró el policía me preguntó ‘¿Pero usted es artista?’ y yo me quedé mirando como diciendo ‘no me pregunte eso que no se. Creo que si’”.

Esta reacción confirma lo que Caro dice que siempre fue, “una idealista”, cree mucho en el karma y en que en la vida todo vuelve. Lo remarca con gran frecuencia probando que esa es su filosofía de vida. “Creo en qué tan bien te llevás con el mundo. Si estoy haciendo una historieta que hace reír a una persona, ya estoy cumpliendo con lo que quería cumplir. Mi meta a la hora de hacer un trabajo es hacer reír. Con abrirle la cabeza a alguien, ya soy feliz”.

Esta forma de manejarse, es la que la impulsó a dejar de lado el periodismo y dedicarse a trabajar sola: “creo en que todos somos buenos hasta que me demuestran lo contrario. Obviamente me caigo como cualquier ser humano, me desilusiono, lloro y me deprimo cuando alguien me falla. Pero si tengo que pisar cabezas, prefiero pasar por otro lado”.

Si bien cuenta que las decepciones que sufrió a lo largo de su vida personal y en su carrera, fueron muy fuertes, resalta una sola cosa: “la que aprendo soy yo. Si viene un tipo que me encarga un trabajo y después no me lo paga, yo creo que le va a volver a él y ya me queda que esa persona es un garca, y no volveré a confiar”.

Para Caro, la fórmula de su éxito es producir todo el tiempo: “cuando uno deja de producir, se estanca. Mejor hacer trabajos todo el tiempo y después tratar de ubicarlos, antes que quedarse en cero. Mis mejores laburos son los que hice sin algún objetivo concreto”.